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¿ Temes malcriar a tu hijo? Esto es lo que necesitas saber

¿Temes malcriar a tu hijo? ese temor nos asalta como padres, sobre todo porque nos encontramos con un abanico lleno de diferentes matices, Un sinnúmero de consejos, opiniones, además de las corrientes del momento. Que si debes dejarlo llorar, para que aprenda a dormir solo, que no debes dejarlo llorar porque se siente desamparado. Que si se le debe amamantar cada tres horas o tiene que ser a demanda… Trataremos de seleccionar qué es lo que necesitas saber.

La importancia de la edad

 

Entendiendo que el tema es bastante complicado y que dependerá de la edad de los niños, como padres lo que necesitamos es decidir de que manera criaremos a nuestros hijos, ya que de eso se deriva a lo que consideramos “malcriar” o educar…

En un mundo cada vez mas competitivo y hostil, hay padres que deciden en el sentido negativo, que sus hijos tienen que ser “fuertes, decididos, no dejarse de nadie”, mientras que otra tendencia es criar hijos con valores como el agradecimiento, la resiliencia, el respeto a los demás, su autoestima.

La importancia de los principios de respeto, aceptación y amor son primordiales, la forma en que percibimos a nuestros hijos, como una carga, o un estorbo; o si los valoramos y apreciamos como nuestro mayor tesoro, determinaran la forma en que los trataremos.

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Entre pañales, biberones, y malas noches…

 

Basándonos en que los niños son un regalo maravilloso que recibimos y que es responsabilidad de los padres su crianza comenzaremos hablando de esta primera etapa.

Es interesante saber que desde que el bebé es concebido, el ser amado y aceptado marcará su vida para siempre.

Un bebé nace totalmente desprotegido y dependiente de la atención y cariño, recibirá sus primeras herramientas para su adecuado desarrollo en los brazos, arrullos, cuidados y atención, recibida desde el momento mismo del nacimiento.

Esta dependencia es la que hace que el bebé necesite dormir con sus padres, que se alimente a demanda y que la mamá vaya conociendo a su pequeñín y se deje guiar por su sentido común y su corazón para saber cómo tratarlo.

La tendencia de dejarlo llorar por las noches hasta que aprenda a no despertarse para alimentarse o a que se acostumbre a estar solo, solamente aumentará su tensión, y por supuesto que dejará de llorar por cansancio y se dormirá , cuando naturalmente los bebés tienen sus ciclos y etapas de sueño y necesitan atención y constante compañía.

También al ir conociendo al recién llegado, comprenderemos si es un niño que dormirá mas o menos horas y conforme vaya madurando y se sienta más seguro, inclusive podrá ya dormir en otra habitación.

Otra inquietud que tenemos es  cuando el pequeño debe dejar el pañal, tildando al niño de “sucio “ o “cochino” cuando todavía no puede controlar sus esfínteres, otra vez, tenemos que considerar cuando está listo, y su propia individualidad.

Berrinches, preguntas, el no como única repuesta, las travesuras…

 

Hasta los padres más pacientes, pierden la compostura ante esta “ protesta ruidosa” y  la airada “declaración de sus derechos”, gritos, pataleos, patadas, mordiscos, nos mostraran la explosión de sus emociones.

Las emociones en si, no son buenas o malas, sino que deben canalizadas, siendo necesario un proceso de aprendizaje.

Esperamos que el chiquito no se salga de sus casillas y llegamos a duros castigos cuando eso sucede sin reconocer que nosotros tampoco sabemos canalizar nuestras emociones.

A todos nos gusta que nos tomen en cuenta, que valoren nuestras opiniones, sin embargo, muchas veces ignoramos sus preguntas, no escuchamos sus palabras o no entendemos sus sentimientos, lo que produce frustración y enojo.

Ellos nos miran…

 

No somos super padres y de hecho cometeremos muchos errores, pero que la balanza se incline más hacia la tolerancia, la paciencia ( que se requerirá en grandes dosis) el respeto, y no, hacia el temor, la reprensión continua, los malos tratos que pueden quebrar la voluntad del niño o fomentar la rebeldía.

Nosotros somos los adultos y debemos asumir esa responsabilidad, ellos son niños en formación y no pequeños adultos que siempre deberán saber cómo comportarse.

Nos observan y estamos modelando sobre su vida con nuestras actitudes, más que con nuestras palabras, serán un reflejo de nuestra propia vida.

 

Escoge tus batallas

 

Los límites razonables, con sentido común y que estemos dispuestos a hacer cumplir no deben depender de nuestras emociones o estado de ánimo. Sabiendo que el niño se siente más seguro si sabe hasta dónde puede llegar y que tendrá que aprender a aceptar muchas veces una respuesta negativa, no por el hecho de contrariarle sino por motivos sensatos, ya que siempre se puede darle todo gusto.

 

No temas malcriar a tu hijo si:

 

  • Le haces todo el caso y le dedicas todo el tiempo que te sea posible. Nunca es demasiado.
  • Le sonríes con frecuencia, le dices a menudo cuanto le amas, recibe siempre un buen trato.
  • Llora o “se porta mal” porque reclama nuestra atención, no debemos pensar que lo hace por maldad o capricho, sino por necesidad y por amor.
  • Le abrazas, acaricias, le dices palabras tiernas, le tranquilizas, aunque sea brevemente en los momentos en que no puedes prestarle toda tu atención.

El amor nunca es demasiado

 

Nunca recurrir al chantaje emocional: mamá te quiere si… comes todo, si te portas bien… si no pegas a tus amigos… papá no vendrá a casa si… no prestas tus juguetes, sí.. no saludas con beso… y tantas otras maneras de manipulación.

El amor que no depende de sus actitudes, ni de sus errores, sino que es un amor incondicional, por el hecho de que es tu hijo y que siempre estará allí en las buenas o en las malas, fomentará una relación estrecha y de confianza, en donde será más fácil que el pequeño te obedezca por amor, y respeto, en vez del temor al castigo o por miedo al abandono.

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