Podríamos hablar de insomnio si regularmente al niño le cuesta conciliar el sueño, o le es imposible mantenerlo a lo largo de la noche, si durante el día, está cansado, malhumorado, somnoliento, y según expertos, si esto sucede por lo menos 3 veces a la semana por más de tres meses, se trataría de un desorden en el sueño. ¿Qué debo hacer si mi hijo tiene insomnio? En primer lugar, consultar con tu pediatra, ya que las alergias, los dolores como otitis o cólicos, enfermedades crónicas, o ciertos medicamentos pueden estar causando estos trastornos.
Como padres hemos de considerar las diferentes etapas que tiene el sueño infantil, que responden a la edad y también a la individualidad del niño. Lo que sabemos es que durante el tiempo de la crianza habrá muchas noches con el sueño entrecortado, así que debemos pensar que es algo “ normal” en el hermoso camino de ser padres.
Al igual que los adultos, los niños pueden tener dificultades para iniciar y mantener el sueño, pero no lo expresan como los mayores, ya que les gusta quedarse despiertos por más tiempo. Para que el sueño se inicie tiene que darse una complicada coordinación entre las circunstancias orgánicas y las conductas aprendidas. Las costumbres o hábitos que realizamos antes de la hora de dormir se convierten en rituales que facilitan el sueño.
Otras causas del insomnio en los niños
- El estrés causado por problemas dentro de la familia, como el miedo a la separación de sus padres , una mudanza o cambios en su rutina.
- Siestas demasiado prolongadas en horas de la tarde.
- Hiperactividad o TDAH
- Terrores nocturnos que afectan a un 40% de los niños, causados por una reacción durante la transición de una fase de sueño profunda a otra más superficial.
- Malos hábitos o falta de rutinas.
¿Diferentes técnicas o métodos?
Podríamos probar técnicas diferentes para dormir al bebé: como dejarle llorar hasta que aprenda a calmarse por sí mismo, lo cual resulta controversial, ya que se considera que el chiquitín luego de llamar a mamá o papá y no encontrar respuesta, se duerme cansado de tanto gemir, o se “acostumbra” a que no será atendido (seguro te interesa leer: “hay que dejarlos llorar para que duerman solos”). O podríamos llevar la cuenta de los diferentes tiempos de sueño, durante el día o en la noche, acurrucarle en bazos, cantarle canciones de cuna, mecerle y hacerle masajes., que existe evidencia científica de que mejora el bienestar del niño, incluso salva vidas de bebés prematuros. Todo esto si se trata de bebés, considerando que tiene etapas cortas de sueño, tanto en el día como en la noche. Conforme pasan los meses, el pequeñín alargará sus horas de sueño durante la noche.
Pero ¿qué hacer si mi hijo tiene insomnio?
Conforme el niño crece, ya se trate de niños más pequeños o más grandes, debemos propiciar para que el momento de ir a la cama, sea agradable y no un motivo de lucha entre dos voluntades. Prepararnos con anticipación: no sea que por las prisas de que el niño duerma pronto, nos ponemos nerviosos, alterados, impacientes y propiciamos en toda la casa este mismo estado de ánimo.
Debemos ir bajando el ritmo de las actividades, escoger la lectura de un libro, pintar, armar rompecabezas, u otros juegos que no involucren un gran movimiento. La música suave y bajar la intensidad de las luces, fomentará un ambiente de calma.
Un agradable baño, si es posible en tina, dejándole el tiempo para disfrutar con sus juguetes y del agua calientita, éste calmará su cuerpo.
La cena debe estar lista, con alimentos saludables que no contengan grasa, y que sean digeribles. En la medida de lo posible, que sea un momento de unidad familiar.
Con paciencia y cariño podemos convertir la hora de acostarse en una de las mejores del día. La habitación debe estar a una temperatura agradable y con luces cálidas y bajas. La hora de entrelazar los corazones de padres e hijos se puede conseguir; con la ayuda de Storybook App, que con más de 50 cuentos que en conjunto con diferentes técnicas de masajes infantil, reflexología y relajación ofrece una oportunidad única para conseguir tranquilidad y paz, a más de las grandes beneficios que proporcionan los masajes como inductores del sueño, relajando el cuerpo y la mente del pequeño, coadyuvando en la generación de la melatonina y la oxitocina, fundamentales para tener un sueño reparador y descansado.
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