«El regalo más valioso que podemos dar a un niño es una imagen realista y positiva de sí mismo.” -Haim Ginott-
Las afirmaciones positivas son expresiones efectivas que sirven para la motivación, para desafiar a los pensamientos negativos, además forman parte de nuestro diálogo interno, que hace que no vea la realidad como es, sino como yo soy, y como yo la capto; porque mis pensamientos son el filtro entre lo que ocurre realmente y lo que siento. El diálogo interno ayuda a interpretar la realidad y a tomar decisiones.
Ese diálogo interno que dice “ no soy capaz,” “ no soy suficiente,” “no puedo”, se alimenta con las experiencias que tiene el niño a través de cómo se percibe o como se siente descrito por las palabras dichas por las personas de su entorno, que por lo tanto han influenciado en un pobre concepto de sí mismo. Por otro lado, el creer que es valioso, capaz, el sentirse amado y aceptado, crece con las afirmaciones positivas que se constituyen en una herramienta invalorable para mejorar su autoestima.
Entre los numerosos beneficios que se atribuyen a las afirmaciones positivas están, el desarrollo o mejora de la autoestima, un buen estado de ánimo, y una adecuada gestión del estrés. Es por lo tanto necesario que seamos capaces de que las afirmaciones positivas se conviertan en parte de ese diálogo interno y que le sirvan al niño de protección ante las agresiones de otras personas o ante su propio pensamiento.
De hecho, es importante aprender a pensar positivamente y por lo tanto a hablar de la misma manera, porque somos los padres quienes determinamos como nuestros hijos piensan de sí mismos, como se sienten y por consiguiente cómo actúan.
- El poder de las palabras
“ Lo que uno habla determina la vida y la muerte; que se atengan a las consecuencias los que no miden sus palabras.” Proverbios de Salomón.
Las palabras tienen un peso determinante en la mente, forjan la personalidad, la memoria y la forma de percibir el mundo. Son imágenes que se quedan grabadas en la mente y perfilan el futuro, porque cuando pasan los años todos recordamos frases que se quedaron en nuestra memoria.
Tienen la capacidad de levantar o destruir, de devastar o de fortalecer, de dar vida o de matar la personalidad de un niño. Tienen la misma carga emocional que un abrazo o un beso, generan recuerdos y sentimientos que marcan toda la vida.
¡ Ya no te aguanto ¡ No sé qué hacer contigo! ¡Qué necio eres! Cuántas de estas frases hemos dicho cuando el niño ha estado especialmente denso y lo consideramos insoportable. A pesar de que digamos el 99% de palabras afirmativas, estas frases duras se nos escapan, sobre todo cuando somos los adultos los que pasamos por momentos difíciles que han minado nuestra paciencia.
Las palabras tienen el poder de destruir el corazón del niño, los sueños de un hombre, el amor de una mujer. Cuando usamos afirmaciones positivas podemos revertir el daño ocasionado en la autoestima.
Fortalecer la autoestima del niño con afirmaciones positivas.
La autoestima del niño se construye por medio de las afirmaciones positivas que recibe, que a su vez dan forma a la opinión que tiene de sí mismo dando lugar a sus propias afirmaciones que le motivan a sentir y creer que es valioso, que es capaz, que es aceptado, que es amado, dicho en otras palabras, a tener un buen concepto de sí mismo, a conocer sus capacidades y fortalezas.
- Los hijos son los primeros observadores de cómo te tratas a ti mismo y también cómo tratas a los demás; con amor y tolerancia, con flexibilidad y optimismo o, con rudeza, pesimismo y agresividad.
- Háblale de manera respetuosa, con palabras de amor, de aliento que desarrollen su confianza.
- Cuando sus emociones se exalten, háblale con tranquilidad sin exasperarte, consuélale, y ayúdale con palabras que lo alienten.
- Cambia tu lenguaje pesimista y tu forma negativa de ver el mundo, y comienza primero contigo mismo.
- Escoge unas pocas frases que definan lo que queremos interiorizar.
Las afirmaciones positivas como parte de la rutina diaria.
El trato amable y cariñoso, debe ser una constante en la vida del niño. Es necesario ser coherente en cómo lo hago sentir a diario en todos los momentos con las palabras y el trato que recibe.
Puedes comenzar a decirle frases como: “Yo te amo hijito”, “Tú eres muy valioso para mí” “ Puedes contar conmigo siempre”. Es necesario que se sienta amado y aceptado por el hecho de ser tu hijo y no por sus logros, a la vez que se aprecie, y que se sienta en la capacidad de aprender y conseguir sus objetivos.
Al demostrarle con tu ejemplo se podrá conseguir que las afirmaciones positivas pasen a ser parte de su propio diálogo interno, que también las pueda expresar en voz alta para que se interioricen en su mente.
Puedes escoger junto con tu pequeño unas frases que comiencen con “ Yo soy.” que es mejor que “ yo no soy “. Como, por ejemplo: “ yo soy un buen chico “ en vez de “ no soy un mal chico”.
No se trata de una presión sobre su rendimiento ni en comparación con otros, sino en valorar su esfuerzo, su progreso y en sus valores. Mejor decir “ Soy bueno en los deportes “ que decir “ Yo soy el mejor en los deportes”.
- Soy amable.
- Soy generoso
- Soy único
- Soy optimista
- Mi familia me ama por lo que soy
Los momentos especiales de conexión que se generen intencionalmente dentro de la familia, el tiempo invertido, el contacto físico a través de masajes, de un abrazo, de un toque cariñoso, el decir las palabras adecuadas en el momento preciso, el reír juntos, el festejar sus avances, se convierten en momentos cruciales en los que el niño pueda abrir su corazón y expresar sus sentimientos, formarán las bases para que las afirmaciones positivas no sean simples declaraciones sino una parte fundamental de la autoestima que le sostendrá a lo largo de su aprendizaje, y que inclusive le ayudarán a reconocer sus errores y también a corregirlos.
