Constantemente debemos estar listos para aprender nuevos términos, así como procurar diferentes técnicas que contribuyen a pulir el maravilloso camino de la crianza, motivos por los cuales vamos a conocer qué es la hipnopedia. Esta palabra está compuesta por dos partes, hipno: sueño y pedía: aprender, por lo tanto, quiere decir “aprender durante el sueño”. El sueño es un momento idóneo para transmitirle al niño cuánto lo amamos, así como para afirmar sus capacidades y potenciar su desarrollo.
Según los expertos la hipnopedia para niños es una forma efectiva de mejorar el sueño y su garantía se basa en el hecho de que cuando dormimos, sobre todo en el ciclo de sueño profundo conocido como Sueño REM, (Rapid Eyes Movement) caracterizado por una alta actividad cerebral en la que se tiene la capacidad de captar una gran cantidad de información proveniente del entorno que nos rodea. La función de este ciclo de sueño es la renovación de procesos mentales, manera en que la mente almacena, elabora o traduce los datos que aportan los sentidos para que puedan ser utilizados en el momento actual o en el futuro.
- La importancia del sueño para la salud.
La mejora del sistema inmune es indudablemente una de las mayores ventajas de dormir bien, ya que el sueño es un elemento clave para el equilibrio biológico, porque restaura la energía que necesita el cuerpo para su funcionamiento y desarrolla el campo de protección contra virus y bacterias.
Una buena noche de sueño influirá también, en el estado de ánimo del pequeño, ya que estará contento y dispuesto a socializar y a aprender.
- Cómo surte efecto la Hipnopedia en los niños.
Lo que hace la hipnopedia es actuar como una herramienta valiosa para transmitir la información deseada en el momento en que el niño duerme, considerando que las barreras de su mente consciente descienden volviéndose más propicia para asimilar el mensaje, es decir que todo lo que le dices penetrará en su mente directamente.
- Cómo emplear la técnica de la Hipnopedia.
Es muy importante pensar en tres o cuatro frases cortas que sean positivas. Como, “ Yo Te amo”, “ Duerme tranquilo que yo estoy aquí”, “Te protejo y te cuido”, y si es necesario escríbelas para recordarlas. Evita utilizar la palabra “no”. Enfócate en que se sienta amado, seguro, protegido y tranquilo.
Espera que hayan pasado dos horas luego de que el niño se ha dormido, que es cuando entra en la fase de sueño REM, para acercarte a su cama y sin despertarle comienza a decir las frases con una voz suave, casi como un susurro, de manera natural y tranquila. Repite las frases por cinco a 10 minutos. Puedes concluir con una frase amorosa que salga de tu corazón, afirmándole y recordándole lo importante que es para ti.
Según los estudios debes hacerlo como parte de la rutina durante 21 días seguidos debido a que ese es el período de tiempo en que se produce una regeneración celular.
Es importante recordar que debemos ser consistentes en nuestro proceder con los hijos, es decir que no solamente en la noche cuando los vemos dormiditos, tengamos el remordimiento de las palabras fuertes y desagradables con las cuales nos hemos dirigido a ellos, y expresemos el inmenso amor que les tenemos, sino que durante el día ellos deben saberse y sentirse amados con nuestras palabras, actitudes y muestras físicas de afecto.
No siempre es fácil mantener el buen ánimo todo el día, ya que las preocupaciones, los problemas o la falta de tiempo pueden hacernos actuar impacientemente con nuestros hijos, que todavía no tienen la madurez para esperar por algo, para hacer silencio en ciertos momentos, o para obedecer, sin embargo, debemos recordar que somos los adultos los que debemos actuar con paciencia, sabiduría y tino con los tesoros que han sido confiados en nuestras manos para su formación y desarrollo y que no son nuestras emociones las que deben desbordarse sin control sobre ellos.
