Una de las sensaciones más fascinantes que una mamá puede experimentar desde que su bebé nace, es el desarrollo de la motricidad de su pequeño, porque ya en sus primeros dos o tres meses de vida, se podrán ver grandes avances. Al jugar con su bebé una mamá atenta y cariñosa será una figura importantísima para mejorar su motricidad.
Cuando hablamos de la motricidad del bebé, podemos referirnos a dos tipos: la gruesa y la fina. La motricidad gruesa, aparece antes que la motricidad fina, y es la que se refiere a los cambios de posición del cuerpo, la habilidad que adquiere para cambios de postura, equilibrio y movilidad.
El desarrollo de la motricidad gruesa comienza desde el momento en que el bebé comienza a sostener su cabeza, seguido poco a poco de otros logros como mantener abiertas sus manos, mover sus piernas en forma de pataleo fortaleciendo sus músculos, lo que favorece la creación de nuevas conexiones neuronales, se practica la coordinación y se van conociendo las posibilidades de las piernas… y todo esto como una preparación para cuando tengan que reptar, gatear y aun caminar.
Poco a poco el bebé irá desarrollando también su motricidad fina, lo que le permitirá, por ejemplo, agarrar objetos con mayor precisión.
Entre los dos y tres meses, el bebé pone en marcha un tipo de conducta llamada reacción circular primaria, que es simplemente la reproducción activa de un comportamiento descubierto al azar de modo repetitivo, que le produce un resultado placentero. Esto lo realiza sobre su propio cuerpo, lo que da lugar a la aparición del balbuceo, la sonrisa y los movimientos de cabeza y de manos.
Los Juegos y actividades, deben ser sencillos para estimular su movimiento y el contacto con sus padres También captaremos la atención de sus sentidos como la vista ( que en las primeras semanas se está desarrollando), el tacto, el oído o el olfato:
- Cantar y bailar suavemente sosteniendo al bebé apretadito, mecerle, hacer gestos faciales, caricias, suaves presiones en sus manitos, haciéndole que el también participe.
- Tomar objetos con colores intensos, con luces o sonidos, moverlos de un lado a otro, de arriba abajo, captando su atención para que los sigan con su mirada, el bebé se divertirá, fortalecerá su cuello y estimulará el control de su cabecita.
- Atar en el dedo un adulto un pedazo de cinta muy pequeña, suave y de algún color vivo, preferible rojo, llamar la atención del bebé, colocando la cinta sobre él, bajarla hasta que la punta de la cinta toque la nariz u otra parte del cuerpo del pequeñín.
- Colocar cerca de sus manos para que toque con sus deditos, objetos de diferentes texturas como tejidos, cepillos suaves, algodón, pedazos de papel celofán que cuando se aprieta hace ruido. Por supuesto los tejidos o materiales deben estar limpios y ser seguros. No debemos insistir si notamos que algo no le gusta.
No debemos olvidar que una de las necesidades básicas que tienen que ser satisfechas para el desarrollo adecuado del bebé es el contacto físico, así que recalcamos lo esencial de que mamá y papá se tomen un tiempo cada día para jugar, hablar y hacer ejercicios y masajes al bebé, además vigorizará la estrecha relación que se está entretejiendo entre el niño y sus padres.
Otros consejos para estimular la motricidad del bebé :
- Sostén con suavidad sus manos y pies y juega con sus deditos, uno a uno.
- Realiza masajes en manos y pies
- Sobre un cojín o una manta pon al bebé boca arriba, y coge las plantas de sus pies y llévale las rodillas al pecho.
- En la misma posición, toma sus manitos y realiza movimientos circulares con sus brazos.
- Tumbado boca arriba, lleva la mano derecha del bebé hacia el hombro contrario con mucha suavidad. Repite con la mano izquierda. Luego cruza ambos brazos sobre el pecho.
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